miércoles, 5 de agosto de 2009

Las sociedades del conocimiento

En los orígenes de la humanidad la personas no se interesaban por medir el tiempo, ni tan siquiera su edad, pero esto fue distinto a fines de la edad media cuando el reloj empezó a modificar las vidas de las personas, pero eso solo fue el principio, todo cambio drásticamente con la revolución industrial influyendo en la forma de organización de la sociedad occidental, la industria empezó a incluir las nuevas técnicas de producción y las tecnologías militares como la computadora pasaron a manos de los civiles dando lugar al mejor desarrollo de esta tecnología pasando del intercambio de objetos materiales a pura información clave para el desarrollo surgiendo así “las sociedades del conocimiento”.

El término de “sociedad del conocimiento” fue utilizado por primera vez en 1969 por un autor austríaco de literatura relacionada con el "management" o gestión, llamado Peter Drucker.

El libro de Peter Drucker “La sociedad poscapitalista” de 1993, sostenía que la nueva economía ya no es el capital, ni el trabajo, ni los recursos naturales lo que define el poder y la capacidad de generar riqueza, sino el conocimiento el “knowledge”, que se traduce como “saberes”. En dicho texto plantea que el valor es creado por la productividad y la innovación y que ambas son aplicaciones del conocimiento a la producción. El conocimiento según Drucker cambia las relaciones entre los agentes económicos y la estructura del poder y los nuevos líderes de la sociedad van a ser los profesionales del conocimiento y los que tienen sólo capital pasarán a un segundo plano.
Surgimiento del termino “sociedades del conocimiento”

Es común encontrar el origen tanto de términos de lo informacional como de un conocimiento diferente en las investigaciones cibernéticas que acontecieron después de la II Guerra Mundial, así como en las investigaciones militares y/o en las de la cooperación cívica militar. Las innovaciones técnicas de envergadura que acontecieron durante la Guerra Fría por los estudios estratégicos y tácticos y por la guerra de guerrillas en el Tercer Mundo, como por el desarrollo de la teoría matemática de la comunicación y los estudios econométricos. A fines de la década de los 50 con el boom de las máquinas informáticas, algunos economistas de Estados Unidos comenzaron a rastrear la definición de información (como cantidad de datos que han sido organizados y comunicados) para mejorar la producción en las empresas. Entre ellos, el economista F. Machlup combinó los componentes de información y conocimiento diciendo que informar era una actividad mediante la cual se trasmite el conocimiento, conocer era el resultado de haber sido informado. Información en cuanto a lo que se comunica resultaba idéntica a conocimiento, en el sentido de lo que es conocido. La diferencia recaería en el acto de informar y en el estado del conocimiento.

En la década de los 70 del siglo XX, verdadera gestación de los inicios de una nueva sociedad, el único país que podía llevar a cabo la revolución tecnotrónica según el politicólogo Zbigniew Brzezinski, era Estados Unidos. Ya que en aquellas épocas se discurría sobre el "saber es poder", como una forma diferente de obtener conocimiento. Brzezinski en su obra "Entre dos Edades. El papel de Norteamérica en la era tecnotrónica", percibía que las próximas sociedades iban a estar determinadas en los planos cultural, social, psicológico y económico por las influencias de las tecnologías, más precisamente por la informática y las comunicaciones.

Sociedad de la información
En la última década, la expresión “sociedad de la información” se ha consagrado sin lugar a dudas como el término hegemónico, no necesariamente porque exprese una claridad teórica, sino por el bautizo que recibió en las políticas oficiales de los países más desarrollados, además de la coronación que significó honrarlo con una Cumbre Mundial.

Los antecedentes del término, sin embargo, datan de décadas anteriores. En 1973, el sociólogo estadounidense Daniel Bell introdujo la noción de la “sociedad de la información” en su libro El advenimiento de la sociedad post-industrial, donde formula que el eje principal de ésta será el conocimiento teórico y advierte que los servicios basados en el conocimiento habrán de convertirse en la estructura central de la nueva economía y de una sociedad apuntalada en la información, donde las ideologías resultarán sobrando.

Esta expresión reaparece con fuerza en los años 90, en el contexto del desarrollo de Internet y de las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación). A partir de 1995, fue incluida en la agenda de las reuniones del G7 (luego G8, donde se juntan los jefes de Estado o gobierno de las naciones más poderosas del planeta). Se ha abordado en foros de la Comunidad Europea y de la OCDE (los treinta países más desarrollados del mundo) y ha sido adoptada por el gobierno de los Estados Unidos, así como por varias agencias de las Naciones Unidas y por el Grupo Banco Mundial. Todo ello con gran eco mediático. A partir de 1998, fue elegida, primero en la Unión Internacional de Telecomunicaciones y luego en la ONU, como el nombre de la Cumbre Mundial a realizarse en 2003 y 2005.

No obstante esta realidad y el rol clave que las tecnologías de la comunicación han desempeñado en la aceleración de la globalización económica, su imagen pública está más asociada a los aspectos más “amigables” de la globalización, como Internet, telefonía celular e internacional, TV por satélite, entre otros. Así, la sociedad de la información ha asumido la función de “embajadora de buena voluntad” de la globalización, cuyos “beneficios” podrían estar al alcance de todos/as, si solamente se pudiera estrechar la “brecha digital”.

Fue en los años 70 que el gobierno federal en Estados Unidos comenzó a usar la expresión "sociedad de la información" bajo el gobierno de Nixon. Los cambios en las estructuras administrativas gubernamentales resultaron tanto de la incorporación de la innovación tecnológica por la conquista espacial, el mantenimiento de la Guerra Fría, como por la aplicación de la electrónica a las necesidades sociales. En 1975 OCDE, (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico) que agrupa a los 24 países más ricos del planeta comenzaron a usar la misma noción. En 1980 la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) llama la atención en lo que puede significar un salto cualitativo por la evolución de las sociedades industriales desde la perspectiva microelectrónica y el retraso de los países no desarrollados. El desmantelamiento de ATT (American Telegraph and Telephone) en 1984 fue el inicio concreto de las redes transfronterizas y el comienzo de la desregulación de los servicios públicos de las telecomunicaciones, a la vez que la popularización de calificaciones a las sociedades por los usos crecientes de la digitalización en las comunicaciones.

El uso del término la sociedad del conocimiento, no es indistinto en América Latina y en las consecuencias de la aplicación del paradigma digital emanado por los países del Norte. Con una imitación en los del Sur, la perpetuación de brechas económicas y sociales por una diferente división del trabajo que ha determinado un cambio en el modo en que la estructura de producción capitalista arroja a las periferias todas sus excrecencias, en las que ha cambiado la circulación de los datos y los objetos en función del uso intensivo de las máquinas de información.
En cuanto a la expansión de la cultura el lugar de crecimiento sería las universidades, la acción de los científicos y los centros de investigación. La comunidad de la ciencia tomaba una dimensión especial en las prognosis de Daniel Bell porque sería universalista, desinteresada, "librada de ideología", así como ausente de burocratización, del servilismo político y del totalitarismo. Asimismo utilizaría con las nuevas técnicas sistemas de evaluación, a semejanzas del control político derivado de los métodos de planificación. Con estas nuevas propuestas el sociólogo norteamericano dejaba de marcar a otro término, el de las crisis, o el momento de cambio cuando se pasa de una etapa de expansión a otra de recesión económica, que suelen prolongarse más de previsto, ya que daba una síntesis del proceso de la modernidad con el progreso indefinido. La linealidad en el crecimiento estaba dada por una evolución mecanicista, al estilo de lo que planteara Walt W. Rostow a comienzos de los años 60, con las etapas del crecimiento económico: sociedad tradicional en transición de despegue de madurez económica de consumo de masas. Por estas etapas debían de pasar los países no desarrollados, inculcando que los cambios vienen de arriba, de las elites técnicas hacia los administrados, de las sociedades que han alcanzado madurez, que son las que poseen innovación y de las etapas superiores de la modernización y el desarrollo a las sociedades de escalones inferiores. Así como señalaba una superioridad de civilizaciones en las sociedades, Bell olvidaba marcar que toda crisis económica no es sólo esto, sino que implica cambios institucionales, culturales, y políticos.

En los aspectos de los cambios democráticos Alvin Toffler por la misma época pronosticaba la necesidad de enmendar a las democracias haciéndolas más interactivas, profundizando el pluralismo, el pleno empleo y la flexibilidad. Estas democracias interactivas se desarrollarían mediante la tecnocomunicación.

La OIT (Oficina Internacional del Trabajo) señalaba en el año 2000, en una reunión regional en Montevideo, que estrechamente ligado al cambio tecnológico cada vez se da mayor importancia a la capacidad de personas e instituciones, para adquirir, procesar y aplicar conocimientos. La tarea de las organizaciones será desarrollar capacidades para documentar y sistematizar sus experiencias, abrirse a los desafíos de mercados y tecnologías, e innovar, adaptar y crear conocimiento colectivo y distribuirlo entre sus miembros. El mayor impacto que están teniendo las tecnologías de información se encuentra en: a) el aprendizaje y la adquisición de conocimientos; b) el trabajo; y c) las comunicaciones. Hasta la fecha la OIT no ha podido justificar el no-crecimiento del empleo y/o trabajo decente mediante el uso de las tecnologías en América Latina.

Pero ahora que el conocimiento está entrelazado con la globalización y con la revolución científica y tecnológica, es como "la luz", según el BM, justamente ahora se ve restringido por el mercado del conocimiento, o está restringido sólo para aquellos/as que pueden pagar por el acceso a dicho conocimiento. Siendo como ha sido la tradición latinoamericana de educación superior como de investigación científica que las estrategias económicas dependen del uso extensivo de recursos humanos y naturales de bajo costo, más que de su productividad y de la oferta pública de dichos recursos humanos, de conocimiento y de producciones científicas ya que una organización que aprende a aprender es también una organización que transfiere conocimientos a sus miembros, que construye un capital que no sólo se refleja en los balances financieros de la empresa, sino también en el potencial de sus “miembros" así puesto que la expansión acelerada de las nuevas industrias (biotecnología, telecomunicaciones, e informática) depende más de la organización del conocimiento y del aprendizaje, que de recursos naturales, tamaño de empresas o materias primas.

Así como Manuel Castells menciona:

“Lo que caracteriza a la revolución tecnológica actual no es el carácter central del conocimiento y la información, sino la aplicación de ese conocimiento e información a aparatos de generación de conocimiento y procesamiento de la información/comunicación, en un círculo de retroalimentación acumulativo entre la innovación y sus usos”. Y acota: “La difusión de la tecnología amplifica infinitamente su poder cuando sus usuarios se la apropian y la redefinen. Las nuevas tecnologías de la información no son sólo herramientas que aplicar, sino procesos que desarrollar. (...) Por primera vez en la historia, la mente humana es una fuerza productiva directa, no sólo un elemento decisivo del sistema de producción se trata de una sociedad en la que las condiciones de generación de conocimiento y procesamiento de información han sido sustancialmente alteradas por una revolución tecnológica centrada en el procesamiento de información, en la generación del conocimiento y en las tecnologías de la información”.

Con respecto a las visiones, se destacan los documentos que resultaron de la CMSI, por surgir de un proceso mundial. La Declaración de Principios de Ginebra, adoptada por los gobiernos -con significativos aportes de la sociedad civil-, expresa en su primer artículo:

“Nosotros (...) declaramos nuestro deseo y compromiso comunes de construir una Sociedad de la Información centrada en la persona, integradora y orientada al desarrollo, en que todos puedan crear, consultar, utilizar y compartir la información y el conocimiento, para que las personas, las comunidades y los pueblos puedan emplear plenamente sus posibilidades en la promoción de su desarrollo sostenible y en la mejora de su calidad de vida, sobre la base de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y respetando plenamente y defendiendo la Declaración Universal de Derechos Humanos.”

Por su parte, la Declaración de la Sociedad Civil extiende su visión sobre varios párrafos, pero lo esencial dice:

“Nos comprometemos a constituir sociedades de la información y la comunicación centradas en la gente, incluyentes y equitativas. Sociedades en las que todas y todos puedan crear, utilizar, compartir y diseminar libremente la información y el conocimiento, así como acceder a éstos, con el fin de que particulares, comunidades y pueblos sean habilitados y habilitadas para mejorar su calidad de vida y llevar a la práctica su pleno potencial”.

Esta Declaración añade los principios de justicia social, política y económica, y de la plena participación y habilitación de los pueblos; destaca los objetivos de desarrollo sostenible, democracia e igualdad de género; y evoca sociedades en donde el desarrollo se enmarque en los derechos humanos fundamentales y esté orientado a lograr una distribución más equitativa de los recursos.
Las sociedades del conocimiento: incluyendo a todas las personas

Aquello que diferencia realmente a los países ricos de los países pobres, no es el mayor ingreso per cápita de recursos, sino el acceso que tienen sus pobladores al conocimiento útil para el mejoramiento de la calidad de vida.

Esta verdad es inapelable, pero no sólo en la relación mundial de países desarrollados versus países en vías de desarrollo, sino en el interior de los grupos poblacionales de estos últimos las diferencias entre el acceso al conocimiento de los diferentes estratos sociales traza la diferencia entre la calidad de vida de unos y de otros.

Pero esta situación no es tan simple, no sólo es acceder al conocimiento (en abstracto) lo que genera problemas, se trata de una situación de transferencia y aprendizaje de conocimientos tecnológicos (que pueden variar en grado de complejidad como aprender a fabricar ruedas o computadoras; o a curar la malaria), siendo que ésta es una meta móvil, ya que cada día se generan nuevos conocimientos, nuevas tecnologías en el mundo; pero además se trata del desarrollo de destrezas que le permitan a los pobladores del mundo, que son tendencialmente marginados, desarrollar sus propias tecnologías, esto es la adecuación del conocimiento a su realidad; situación que sólo será posible mediante la estimulación de la curiosidad, la inventiva y la creatividad de estas poblaciones a través de la educación.

Las sociedades del conocimiento pretenden estrechar la brecha entre los países desarrollados y subdesarrollados pero, para alcanzar esa meta los países subdesarrollados deben mediante las sociedades del conocimiento adquirir el conocimiento que ya existe, tener comunicación de los conocimientos y absorber los conocimientos.

Adquisición de conocimientos

No es otra cosa que la búsqueda y adaptación de conocimientos y experiencias exitosas en diversos campos de la vida civil, de otros países, a las necesidades específicas; además de la generación de conocimientos propios a través del estímulo y respaldo a la investigación, así como el aprovechamiento de los conocimientos autóctonos.

Absorción de conocimientos

Esta etapa centra su atención principalmente en la educación, el establecimiento de un sistema educativo exitoso que proporcione a todos lo ciudadanos, sin distingo de condiciones, oportunidad de instrucción y un fundamento igualitario de conocimientos básicos, acto que generará automáticamente igualdad de condiciones al momento de acceder a la educación superior que es el eslabón que suministra un conocimiento especializado, base para la generación de conocimientos propios a través de la investigación y la adaptación.

Comunicación de conocimientos

Esta etapa centra su atención en el uso y aprovechamiento eficaz de las nuevas tecnologías de la información y comunicaciones aplicadas a la difusión del conocimiento y la información (sobre tecnologías y atributos) dentro de la población, y no sólo aquellos sectores de la población que tradicionalmente tienen acceso a ellas (elites) sino por el contrario velando, mediante la participación de los sectores privados y el uso de políticas y normativas apropiadas, que los sectores más desfavorecidos (los pobres) tengan acceso a ella.
Visión del mundo acerca de las sociedades del conocimiento

Ya se ha mencionado anteriormente algunos de los indicadores que apuntan a la emergencia de una ‘sociedad del conocimiento’.

En el ámbito económico se observa que los sectores de producción de bienes pierden importancia en la estructura económica a favor del sector servicios. Más concretamente, crece la importancia de los mercados globalizados de divisas, de finanzas y de capitales frente a los mercados de productos. Además, la estructura ocupacional cambia radicalmente a través del crecimiento de las categorías profesionales altamente cualificadas y la disminución de las categorías menos cualificadas. Y dentro de las empresas, crece la relevancia de tener sistemas adecuados de gestión del conocimiento y adaptar las estructuras organizativas y de gestión a un entorno cambiante.

También se observan cambios profundos en el ámbito político en el sentido de que las decisiones políticas dependen cada vez más de una legitimación científica, lo que causa que los actores políticos dependan cada vez más de expertos y asesores. Además parece que están disminuyendo los márgenes de decisión y de la capacidad de gestionar procesos sociales por parte del sistema político, lo que es más evidente frente al sistema económico que depende cada vez menos de las decisiones políticas a causa de la globalización de los procesos económicos.

Relacionado con los cambios en las estructuras ocupacionales, se observa una creciente importancia de la educación, que queda reflejada en el nivel de educación más alto de la población. Un indicador es la transformación de las universidades como instituciones de elite en instituciones de educación superior masificada. No obstante, en el debate alrededor de la sociedad del conocimiento no está resuelta aún la cuestión de si el progreso tecnológico es el causante del incremento de nivel educativo o si el incremento del nivel formativo ha impulsado la innovación tecnológica y, por consiguiente, la transición hacia la sociedad del conocimiento.

También en el ámbito cultural se han producido cambios profundos. A pesar de que apenas se debaten estos cambios en el ámbito cultural relacionado con la transición hacía la sociedad del conocimiento, se ha producido un intenso debate en torno a la globalización y al uso de Internet, que indica un profundo cambio en los procesos culturales y las interacciones sociales relacionadas con el uso de las nuevas tecnologías de información y comunicación.
Los riesgos de exclusión social en la sociedad del conocimiento están relacionados con el acceso a la información y al conocimiento, y con los efectos de la globalización socio-económica.

Uno de los problemas más discutidos actualmente es la ‘división digital’. Este término hace referencia a las diferencias en el acceso a la información a través de las tecnologías de información y comunicación. En principio, los ordenadores y la Internet podrían facilitar la conexión de todas las personas a una red. El uso cada vez más extenso de la misma red implica que cada vez más transacciones sociales y económicas sean realizadas por la red. En consecuencia, el acceso a la red y la capacidad de saber usarla es cada vez más importante para la participación en la vida social, económica y política. Por lo tanto, es importante la igualdad de oportunidad de poder acceder a la red y la capacitación de poder usar estos medios metódica y efectivamente.

Ahora bien, el término ‘división digital’ expresa el hecho de que existe una desigualdad geográfica y social de poder utilizar estas tecnologías, sea por el acceso a la Internet o por la disponibilidad de un ordenador o por la competencia de saber usarlo. Aunque se pueden mencionar las diferencias geográficas en el acceso a la Internet a escala global -por ejemplo, el olvido del continente africano- aquí se quiere poner el enfoque en las diferencias sociales en la sociedad europea. En el marco de la Unión Europea y de sus estados miembros hay programas políticos específicos para fomentar el uso de ordenadores y el acceso a la Internet en los diferentes ámbitos de la vía social, pero se observa que se re-producen las desigualdades sociales o se producen nuevas desigualdades a través del uso de la red y de la información disponible en la red. Los programas tecnológicos son, desde luego, imprescindibles para ofrecer más posibilidades de acceso, pero no son suficientes dado que el no-uso de las redes tiene múltiples causas sociales.

En el concepto de ‘sociedad del conocimiento’ se proyecta la visión de que se puede alcanzar una mayor igualdad social a través de esfuerzos educativos y formativos. Sin embargo, hay varios argumentos de peso que inducen más bien a una versión pesimista. Hay, por ejemplo, el argumento de que un aumento general del nivel de cualificación de la población y un aumento de las titulaciones académicas causarían una devaluación de estos títulos. En otras palabras, una alta cualificación no serviría ya para conseguir subir escalones sociales sino “solamente” evitaría bajarlos. Otro argumento hace referencia a la desilusión de las políticas educativas de los años 1970 y 1980 que han contribuido al aumento del nivel de cualificación, pero que no han producido cambios significativos en la (des-)igualdad de oportunidades sociales. Sin que se cambien los mecanismos básicos de la socialización -es decir si los mecanismos de competencia y del mercado siguen siendo las instancias centrales de la socialización- en la sociedad moderna- seguirán produciéndose desigualdades y discriminaciones sociales.
Por último, los expertos aportan por un proyecto de sociedad donde la información sea un bien público, no una mercancía, la comunicación un proceso participativo e interactivo, el conocimiento una construcción social compartida, no una propiedad privada, y las tecnologías un soporte para todo ello, sin que se conviertan en un fin en sí.